Miau miau…. ¡De verdad, no estoy siendo quisquilloso! Es solo que a veces realmente no puedo comer toda la comida que hay en mi plato, y puedo tener muchas razones para ello…
Si no «hablas gato», te será difícil entender por qué dejé mi comida. ¡Estos consejos te pueden ayudar!
¡No tenía hambre!
A los gatitos nos gusta hablar con nuestros humanos, pero eso no siempre significa que queramos algo. A veces, un maullido puede ser un simple saludo y no tiene nada que ver con la comida. Es posible que nuestro vecino, ese tan amable, también me dé algunas golosinas, así que puede ser por eso que no tenga mucha hambre a la hora de comer en casa.
Tengo la tripa pequeña
¿Sabías qué mi estómago es del tamaño de una pelota de ping-pong? Es poca cosa, por eso es mejor que me alimentes poco y con frecuencia. Así no creerás que estoy siendo tiquismiquis y de paso mi comida se mantendrá más fresca, sin estar en el bol todo el día, secándose y oliendo mal.
Mis bigotes son sensibles
¿Sabías que mis bigotes son súper sensibles? Mis sentidos se aceleran si toco con ellos los laterales de un bol de comida.
Ahora que lo sabes, ¿puedes poner solo una pequeña cantidad de comida en el medio de mi bol?
Usar un comedero más plano, como un plato, también serviría.
¡Mis bigotes no están ahí solo para lucirse! Tienen muchos usos, como ayudarme a sortear agujeros en el jardín o detectar presas, como un ratoncito que intenta pasar a hurtadillas.
Si mis bigotes se ensucian o se mojan con la comida en mi tazón, ¡tengo que dedicar tiempo a limpiarlos para asegurarme de que funcionan correctamente!
No me gustan los cambios
En general, no soy quisquilloso con la comida y me hace bastante feliz comer la misma comida cada día. Si necesitas cambiarla, hazlo lentamente, para que pueda aceptar gradualmente ese nuevo sabor. No me interesan los cambios… Pero no dejes de darme golosinas, ¡son agradables en cualquier momento del día!
Comida fresca, por favor
Aunque puedo comer otras cosas como insectos o ratones, solo me gusta comer comida del bol cuando está fresca, y lo más probable es que ni siquiera intente comerla si ha estado en el bol desde ayer y ya no me huele bien. Los gatos tenemos altos estándares en lo que respecta a la comida: no me gusta comer nada que ya esté pasado.
No me gusta dónde está mi bol
Los humanos no coméis en el baño, ¿a que no? ¡Los gatos, tampoco! No me gusta que mi plato de comida esté cerca de mi arenero o de esa ruidosa lavadora.
¡Me gusta que mi bol esté en un lugar tranquilo, accesible y con olor a fresco!
Recuerda que si hay más de un gato en casa o somos una familia multiespecie con perros, todos queremos nuestros propios recursos personales. ¡Los gatos no somos buenos compartiendo! Incluso puedes considerar poner mi plato en un lugar alto para que el perro no llegue a mi comida o me interrumpa mientras estoy comiendo.
Para ayudar a mantener un entorno perfecto para comer, piensa en utilizar FELIWAY Optimum Difusor. Mi humano usa uno para ayudar a proporcionar mensajes de mayor serenidad y hacerme sentir lo suficientemente seguro para que coma feliz y tranquilo.
A veces me estreso…
Los gatos a veces nos estresamos por cosas que los humanos no comprendéis. Por ejemplo, no nos gusta que cambien las cosas en casa. Nos lleva tiempo acostumbrarnos a cambios como un nuevo gatito, otro animal o persona en el hogar. O tal vez sea ese momento del año en el que se lanzan fuegos artificiales. ¡Son cosas como esta las que pueden hacerme perder el apetito!
Intenta descubrir qué puede estar haciendo que tu gato se sienta estresado o ansioso y toma medidas para ayudarle a superarlo.
Puede haber una razón subyacente por la que nunca terminamos nuestra comida, llévanos deprisa a que nos revise un veterinario, especialmente si no comemos porque es muy peligroso para nuestra salud.