Con el calor, las garrapatas y las pulgas están más activas y pueden contagiar graves enfermedades tanto a los animales como a las personas.
La época más activa de pulgas y garrapatas coincide con la primavera y el verano. La subida de la temperatura reactiva su metabolismo aletargado con el frío. Las primaveras lluviosas y la abundante vegetación forman un buen caldo de cultivo para que las garrapatas proliferen.
Por ello, se debe revisar bien al perro si se sale al campo a pasear y el animal camina entre matorrales y, sobre todo, si tiene un pelaje largo. Las zonas de los pliegues que se forman en la piel son los lugares más habituales donde se esconden las garrapatas, como detrás las orejas, en su interior o entre los dedos.
Las garrapatas transmiten a los canes ehrlichiosis canina, mientras que las pulgas les causan dermatitis alérgica. En este artículo, se detallan los síntomas de ambas enfermedades, así como el efecto de las altas temperaturas en pulgas y garrapatas, las enfermedades que estas últimas transmiten a las personas y el modo de combatirlas.
Tanto las pulgas como las garrapatas son parásitos externos, es decir, que viven en el exterior del cuerpo de los animales (generalmente entre su pelo, agarrados a su piel). Mediante una picadura, estos parásitos pueden estar alimentándose durante más de un mes de la sangre de nuestros animales.
La infestación de este tipo de parásitos es muy sencilla, ya que nuestro perro los puede encontrar en cualquier parque o solar, e incluso se los puede pasar otro animal, ya sea de su especie o no.
Una de las mejores formas de mantener al margen de contagios a tu perro es un buen collar y una buena Pipeta.